El poder del propósito compartido: Culturas que lideran una transformación escalada.

Hola mis queridos lectores,

Quiero introducir este tema con esta frase: “Cualquier compañía diseñada para triunfar en el siglo XX  está abocada al fracaso en el siglo XXI”   -David S. Rose-

Los que nos dedicamos a la consultoría empresarial, en especial a la relacionada con la gestión del talento y cultura, tenemos el gran privilegio de tener acceso a los aspectos más íntimos y profundos de empresas de todo tipo, dimensión y giro.  

Y, si a esto le agregamos que cuando llevas muchos años en la profesión, a las pocas horas de estar en una organización casi puedes diagnosticar su estado de salud, pues existen aspectos relacionados a la cultura de trabajo que no se pueden ocultar u obviar.

Quiero poner como ejemplo dos empresas con rasgo similares, de las que he visitado en el último año, pero con estados de salud totalmente contrarios. Tienen más o menos el mismo tiempo de fundadas, ambas están lideradas por una segunda generación, pero su enfoque y estilo de gestión son muy distintos.

La primera es una empresa que ha diseñado intencionalmente su modelo de negocio, ha crecido de forma escalada. Su éxito no ha sido por tener una brillante idea y llevarla a cabo con buenos resultados, sino que también ha sido por continuar buscando la disrupción y la mejora continua. En esta organización están  conscientes del ritmo exponencial del mercado, la tecnología y el mundo en general; que les obliga a seguir en estado de alerta constante, en beta permanente, inventado nuevas fórmulas, empoderando a sus colaboradores, buscando sus motivadores intrínsecos…   

Todo guiado por un equipo de líderes implicados con la empresa, que llevan en la sangre el color corporativo, que aprenden continuamente, innovan, comparten su conocimiento e ideas con los demás. Viven un ambiente colaborativo, son personas capaces de dialogar sus diferencias. Ésta es una organización sana, vital, dinámica… en la que se respira entusiasmo y pasión por el trabajo.

Pero no siempre ese estado "casi ideal" es el de todas las empresas, existen otras muchas que aquejan enfermedades que, si no se tratan, pueden salir bien caras.

La segunda empresa de mi ejemplo estaba un poco "enferma", en inicio, fue un escenario retador para nuestra firma, pero a su vez fue gratificante ver los avances. A nuestra llegada nos encontramos una empresa que se había quedado mirando el éxito de sus pasados fundadores, anclada a una marca conocida, pero que se movía al paso de una tortuga, demasiado lenta para alcanzar ese tren que se le escapaba.

Su equipo de líderes no había sido capaz de imprimir agilidad, de potenciar la innovación, de trabajar de forma colaborativa y en red, de crear culturas de aprendizaje continuo.

Ni siquiera habían sido capaces de comunicarse efectivamente con las generaciones de colaboradores que le habían precedido al tiempo que les costaba integrar personal joven que pudiera adaptarse a un grupo intergeneracional.

Era una compañía que pedía a gritos un cambio en su gestión y sobre todo un -PTE- Propósito de Transformación Escalado. Este concepto implica una intención clara de crear un impacto positivo y transformador en áreas importantes como la economía, el medio ambiente, la salud, la tecnología, la educación, la humanización procesos, ambientes de trabajo colaborativos, paz y justicia social, entre otros, con el fin de generar un cambio positivo y duradero en la forma en que vivimos.

Las empresas que carecen de inspiración y propósito necesitan un tratamiento urgente empezando a implementar estrategias y técnicas que podrían salvarle la vida creando una cultura exponencial, la cual se caracteriza por la rápida toma de decisiones, la flexibilidad y la capacidad de adaptación a cambios y desafíos en un entorno empresarial dinámico. Donde se valore la mentalidad orientada a soluciones y la capacidad de anticipar y aprovechar las oportunidades emergentes.

Las culturas organizacionales que lideran una transformación escalada tienen enfoque, fomentan una mentalidad y forma de trabajar basada en la innovación, la colaboración, la adaptabilidad y la agilidad. Promueven el pensamiento disruptivo, donde se valora la creatividad, la experimentación y la búsqueda constante de nuevas oportunidades.

El resultado más importante de un PTE es que genera un movimiento cultural y un gran poder de atracción al mejor talento. Inspiran de tal manera que se crea una comunidad a su alrededor que empieza a funcionar espontáneamente por sí misma.

En otras palabras, una cultura que abrace este concepto tiene una ventaja competitiva tanto a nivel de employer branding – pues resulta un imán excelente para el nuevo talento y fideliza al talento existente–, Las "marcas" con aspiraciones ayudan a disminuir los costes, aprovechando la motivación intrínseca de su personal.

En este siglo XXI hemos aprendido a liderar con la aspiración de capturar los corazones y las mentes de las personas dentro de la organización como las que están fuera de ella.

Algunas pueden pretenden hacer un mundo mejor, otras transformar un sector, un colectivo, una forma de vida, etc., pero sin lugar a duda su éxito está relacionado a una transformación positiva.

Hasta la próxima vez,